En el 41 aniversario de la tortura policial de Joxe Arregi hasta su muerte, la Fundación Egiari Zor ha celebrado un acto en Zizurkil. «Uno de los casos de tortura de mayor impacto en Euskal Herria ha sido el de Joxe Arregi, ya que las fotografías sacadas al cuerpo del vecino zizurkildarra que fue torturado hasta la muerte mostraron al mundo la barbarie que estaba sucediendo en las comisarías», señalan.
Las palabras que describieron lo sucedido, «oso latza izan da (ha sido muy duro)», a pesar de tenerlas guardadas en la memoria, se repitieron posteriormente en otros muchos casos de tortura, que terminaro en otras cinco muertes. «La muerte de Arregi no acabó con esa malvada herencia de la dictadura franquista y miles de vascos la hemos sufrido de forma sistemática, independientemente del color del gobierno del Estado. Así, al menos 5.657 son casos de tortura ya comprobados», han recordado.
Egiari Zor considera que el Plan ZEN, puesto en marcha por el Gobierno de Felipe González, «permitió la detención arbitraria de miles de ciudadanos», y la tortura se convirtió en «instrumento policial». Con él llegaron también la incomunicación, la prolongación de la detención, la capacidad de los médicos para ocultar la tortura y el negacionismo de todo ello .
«Esta estrategia se diseñó para hacer frente a un proyecto político legítimo y a todo aquel que lo compartía. Así, al amparo de la supuesta lucha contra ETA, cerca de 40.000 personas fueron detenidas, de las que más de 30.000 fueron liberadas sin cargo, muchas de ellas sometidas a tortura y prisión provisional», ha denunciado la Fundación.
Reconocimiento institucional
Así, esperan que en breve «las instituciones de este país pongan en marcha una investigación sobre este tema que afecta directamente a miles y miles de ciudadanos». Dicen que hoy se ha superado el negacionismo, que la tortura ha sido una práctica sistemática llevada a cabo con impunidad es algo aceptado, y que esa es ya la verdad oficial.
Sin embargo, consideran que aún queda un largo camino por recorrer y por ello han llamado a las instituciones vascas a “activar a la mayor brevedad posible un mecanismo ágil y eficaz de reconocimiento y reparación”. «Las personas torturadas, como el resto de víctimas de la violencia del Estado, llevan demasiados años sin poder ejercer los derechos de verdad, reconocimiento, reparación y garantía de no repetición que les otorga la ley. No basta con legislar, los procesos de dignificación de las víctimas deben ser efectivos», ha afirmado Egia Zor.
En su opinión, todavía estamos lejos de superar las consecuencias reales de la vulneración de los derechos humanos de esas personas. «El tema del uso procesal de la tortura está una vez más de actualidad. Esto ha afectado en el pasado a muchas personas, pero hoy en día sigue afectando directamente al presente y al futuro de varias víctimas de la tortura. Esta es una anomalía democrática que debe resolverse y cuya gravedad hace incomprensible el silencio de la mayoría institucional y política».
Una vez más han solicitado el reconocimiento oficial, la reparación y las garantías para que no vuelva a suceder, para acabar por fin con la dimensión del impacto de la tortura. «No son suficientes las acciones simbólicas que condenan el uso de la tortura. Tenemos claro que el informe sobre la tortura no es más que el punto de partida del largo camino que queda por recorrer en torno a este tema», afirman.
Ante ello, esperan que «los responsables de nuestras heridas tengan la valentía suficiente para reconocer el daño causado a miles de personas en este país; una madurez democrática suficiente para asumir las responsabilidades políticas de la tragedia causada por la violencia estatal». Al mismo tiempo, tienen sus espectativas puestas en las instituciones vascas, y esperan que no callen ante las acusadas vulneraciones de derechos que sufren algunos ciudadanos, porque esos son los parámetros democráticos mínimos para la convivencia, «e iniciar el camino hacia la resolución definitiva del conflicto político y sus consecuencias».