Las mujeres pensionistas saldrán a la calle el 26 para dejar de ser «invisibles»

Están hartas de ser «invisibles para un sistema que nos necesita pero no nos reconoce el derecho básico a una pensión y una vida digna; hartas de que esa invisibilidad sea utilizada para discriminarnos, agredirnos y convertirnos aquí y ahora en personas de segunda categoría». Recuerdan que su trabajo es «fundamental» para la sostenibilidad de la vida y la economía, y exigen que se reconozca con urgencia.

Reivindican el derecho a una vejez digna. El derecho a «poder acceder a servicios básicos, de poder disfrutar del tiempo libre, de poder cuidarnos después de haber cuidado a tanta gente». Pero para ello reivindican una pensión digna: «No hay jubilación sin una pensión digna. Vivir con pensiones de miseria supone viviendas deterioradas, pobreza energética, dificultades para acceder a medicamentos, una mala alimentación. Supone encerrarte en casa», apuntaron estas mujeres pensionistas.

Recuerdan que «las mujeres que no han accedido a un empleo remunerado son invisibles para el sistema de pensiones. Seguirán dependiendo de sus maridos o compañeros y compañeras. Y las que han accedido a un empleo de forma precaria no consiguen con sus pensiones acceder a unas condiciones de vida dignas». Incluso advirtieron que «las mujeres jóvenes que están accediendo ahora al mercado laboral no van a poder cumplir con las condiciones que han impuesto reforma tras reforma».

También recordaron que el derecho a la pensión de viudedad depende de lo cotizado por la pareja, que da acceso a una parte de lo que la otra persona recibía: «¿Y las que hemos decidido no casarnos? ¿Y a las que no se les ha permitido casarse  porque hasta hace poco era una posibilidad reservada para las mujeres heterosexuales?», se preguntaron. También pusieron en evidencia que otro factor determinante para contar con pensiones un 70% inferior a la de los hombres de media son las peores condiciones laborales y los salarios más bajos percibidos: «Dejamos de cotizar varias veces durante nuestra vida laboral porque seguimos cuidando y ocupándonos de los trabajos de casa», manifiestan.

Por todo ello expresaron con rotundad que «el problema es el sistema, no nuestras pensiones. Muchas de nosotras no hemos tenido la posibilidad de trabajar con un empleo reconocido. Hemos trabajo toda la vida en casa y fuera de casa. Contribuimos a generar el 50% del PIB real peros ese trabajo no se reconoce, no se valora, no se contabiliza. Genera obligaciones pero vale para crear derechos».

Interpelación a las instituciones vascas y llamamiento a movilizarse el 26

Las mujeres pensionistas demandan de las instituciones vascas que blinden derechos como una pensión mínima mensual de 1.080 €, un sistema público de pensiones propio  y un Salario Mínimo Interprofesional de 1.200, «para luchar contra la pobreza». También reclaman políticas efectivas de creación de empleo de calidad y reducir el tiempo de trabajo «para crear más y mejor empleo».

No olvidaron animar a la movilización social en favor de unas pensiones públicas dignas y llamaron a participar en la movilización del próximo sábado 26 de mayo en Bilbao, como integrantes de las plataformas de pensionistas que vienen movilizándose desde enero en favor de sus reivindicaciones y por unas pensiones que permitan vivir con dignidad a todas las personas mayores en nuestra sociedad.

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