Carta de la comunidad médica al G-20

350 organizaciones médicas del mundo y 4.500  sanitarios de 90 países

Queridos presidentes miembros del G-20:

Como profesionales de la salud, pedimos que tomen las medidas necesarias para que la recuperación económica de la crisis causada por el COVID-19 sea saludable.

Hemos visto con nuestros propios ojos cuán frágiles pueden ser nuestras comunidades cuando la salud, la seguridad alimentaria y la libertad para ir a trabajar son interrumpidas por una amenaza común. Hemos sido testigos de una mortalidad y enfermedad que no habían sido vistos en décadas.

Estos efectos pudieron haber sido mitigados o incluso evitados de haber tenido las adecuadas inversiones en preparación para las pandemias, salud pública y protección ambiental. Debemos aprender de estos errores y emerger más fuertes, más sanos y más resilientes.

Antes del COVID-19, la contaminación atmosférica –principalmente por el tráfico rodado, calefacción, electricidad generada con carbón, quema de residuos y agricultura– ya había debilitado nuestros cuerpos. La contaminación aumenta los riesgos de adquirir y la severidad de la neumonía y otras enfermedades pulmonares y cardíacas, causando siete millones de muertes prematuras cada año. Y otras patologías, como bajo peso al nacer y asma, sobrecargando los sistemas sanitarios.

Una verdadera recuperación saludable no deberá permitir que la contaminación vuelva a nublar el aire que respiramos y el agua que bebemos. Tampoco debemos permitir que se siga agravando el cambio climático y la deforestación, sentando las bases para nuevas amenazas a la salud mundial.

En una economía sana y una sociedad justa, cuidamos de los más vulnerables; los trabajadores tienen empleos con salarios adecuados y no se abusa de la contaminación y del agotamiento de los recursos; las ciudades priorizan a peatones, ciclistas y transporte público; se protegen los ríos y los cielos; la Naturaleza prospera, nuestros cuerpos son más resilientes a enfermedades contagiosas y nadie es empujado a la pobreza por costes prohibitivos de la sanidad.

Para alcanzar tal economía saludable, debemos usar incentivos y desincentivos con inteligencia. Los gobiernos deben retirar los actuales subsidios a los combustibles fósiles y cambiarlos hacia las energías limpias. De ese modo, nuestro aire será más limpio y reduciremos las emisiones que están cambiando el clima, impulsando una recuperación económica que podrá crear un aumento del PIB mundial de 100 Billones de dólares (US$ trillion) de aquí a 2050.

Les pedimos que incorporen a la máxima autoridad sanitaria y científica de sus países en los Comités de Respuesta post-COVID19, de manera que estén directamente involucrados en la redacción de todos los programas de estímulo económico y que sea necesaria su aprobación. Las enormes inversiones que sus gobiernos van a realizar en los meses venideros en sectores clave como: sanidad, transporte, energía y agricultura deben tener la salud como elemento clave.

El mundo necesita una Recuperación Saludable (#HealthyRecovery). Sus planes de estímulo deben ser la receta para ese fin.

Sareetara

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