Amador Arias Mon (Fonsagrada, Lugo, 1957) es el actor principal masculino de la película gallega O que arde, presentada el pasado martes en el Cinefórumn Perseo dentro del ciclo Márgenes, que contó con su presencia en la proyección y posterior coloquio. La película ha cosechado el premio a la mejor fotografía (Mauro Herce) y mejor actriz revelación a Benedicta Sánchez en la última edición de los Premios Goya de la Academia del Cine española; también ha sido premio del jurado de la sección Una cierta mirada del Festival de Cannes y premio a la mejor película y al guión del Festival de Mar del Plata (Argentina). Aprovechamos su estancia entre nosotros para entrevistarle.
¿Cómo llega Amador Arias a protagonizar el papel del protagonista masculino en O que arde? Me apunté para el último día del casting de la película, a ú ltima hora. Nada más entrar nos quedamos mirando, me presenté, estaban grabando, el director (Oscar Laxe) no sabía qué preguntarme y fue la productora quien me hizo unas cuantas preguntas sobre lo que había hecho, etc. y, al final me dijeron que ya me contactarían. A los dos días me mandaron el guión, me lo tuve que leer en tres horas y viajar a Lugo, donde estuvimos haciendo pruebas durante otras tres horas y al final me dijo que me quería como protagonista. Yo le dije que me lo tenía que pensar. Sé que cuando llegó a casa le dijo a su madre que “se lo tiene que pensar”, y su madre me dijo con posterioridad: “Aquel día por poco lo mato”.
Para habérselo pensado no parece que salió mal la película, habiendo recibido múltiples premios en distintos festivales de cine. ¿Cómo lleva el éxito de la película? Feliz porque vaya bien. Teníamos pensado que fuese a Cannes y un poquito más, pero no tanto. Y lo llevo normal, esperando que llegue el final de año para que acabe todo lo relacionado con O que arde y empezar con algo nuevo y diferente.
Con la película se me presenta la duda de si está Galicia, sus bosques, su mundo rural condenado a abrasarse en el fuego. Casi se podría decir que sí, porque tenemos hoy en día un problema con 252.000 hectáreas de eucaliptos y hay mucha gente que odia el eucalipto. Estaba previsto que fueran 50.000 y ahora son cinco veces mas, y ya Europa nos está avisando que eso es ilegal, que hay que tener la mitad de lo que se ha repoblado en Galicia [con eucalipto]. Por eso, si que vamos a sufrir, sea por política, por venganza o por lo que sea, va a haber fuego.
Oliver Laxe (director de la película) afirma que hay que acercarse a O que arde desde los sentimientos, desde el corazón, y no tanto desde la razón. ¿Comparte usted esa reflexión? Si, no se puede llegar con la razón. En realidad, O que arde es un poema, es amor, es dolor, es aceptación el uno del otro (Benedicta acepta a su hijo sea culpable o no del fuego, Amador acepta vivir con su madre, lo que le hacen los vecinos, pone la otra mejilla siempre), pero no es algo racional, es aceptación, amor.
Quisiera que nos contara su propia experiencia como intérprete, teniendo en cuenta que ha sido su hasta ahora primera experiencia cinematográfica y haciendo el papel del protagonista masculino, en el que sorprende la naturalidad con la que afronta la cámara. Benedicta y yo no nos conocíamos de nada y estuvimos una semana tratándonos en la casa donde se rodó. Ella había hecho algo de teatro (y eso a Laxe no le gustaba), nos contamos nuestra vida, cómo se hacían las cocinas… A veces, a la 1 de la madrugada aparecía Oliver y se sentaba en una esquina a observarnos y escucharnos, por si había algo que tuviera que corregirse. A Benedicta eso le vino bien. Por mi parte, yo veo mucho cine de autor, me encanta Bresson y, por ejemplo, La isla desnuda es la película (japonesa) con menos palabras (creo que no hay ninguna), y es fabulosa.
La crítica ha destacado la fotografía con sus poderosas imágenes, los mínimos diálogos entre los personajes, la fusión entre éstos y el paisaje, entre la fotografía y la música. Sí. Cuando en Cannes vi la película, con un sonido más fuerte y una imagen casi perfecta, parecía que el paisaje y la música iban acompasados, que todo se movía a la vez. Por eso si es verdad que la fotografía de Mauro Herce y la música elegida por Oliver Laxe es perfecta. Y es normal que lo sea, porque lo hacen todo juntos, y cuando están rodando no se puede nadie acercar a ellos, la cámara, Oliver y Mauro son intocables, además de que por las noches preparaban minuciosamente lo que se haría al día siguiente.
Una de las frases que dice Benedicta es la de que “si te hacen sufrir es porque ellos sufren”, aunque no queda claro quién o qué sufre. La frase va por los eucaliptos, va por Amador, va por todos. Además, es algo que no es parte del guión original, sino que es cosecha de Benedicta.
En el 2019 se ha vivido un cierto resurgimiento del cine gallego. ¿Lo ve Vd. así? Sí, yo creo que sí. Se han realizado muchas películas y ahora precisamente están proyectándose películas recién rodadas que dicen que son buenas. Yo no he visto todavía Arima,de Jaione Campo, aunque dicen que es muy buena y que, aunque ella es vasca, la ha rodado en gallego. También está Longa noite, de Eloy Enciso, basada en Longa noite de pedra, de Celso Emilio Ferreiro; o los hermanos Jorge y Pepe Coira, con Eroski Paraíso y la serie Hierro.
¿Y qué tiene en mente Amador Arias? Amador Arias tiene en mente acabar con la promoción de O que arde y después que me llame Abel Ferrara, ja, ja, ja, que en China, en la presentación de nuestra película, se vino a hacer fotos conmigo, me dijo “perfecto”… y se dedicó a hacerse selfies mirando al público y diciendo “éste es mío”, así que espero que me llame. Y espero que el próximo año me surja la posibilidad de una nueva película.
Como despedida, Amador Arias quiso agradecer al Cinefórum Perseo por su labor, “porque son muy importantes iniciativas como ésa, que proyecta cine de autor, para que pueda darse a conocer entre el público”.